La línea Aborto: más información menos riesgos, es una línea telefónica de
acceso público donde cualquier mujer puede obtener información sobre aborto
con medicamentos.
No juzgamos las decisiones de las mujeres. No aconsejamos, no
recomendamos, no decimos cómo conseguir los medicamentos de manera
ilegal. Brindamos información de la Organización Mundial de la Salud accesible
en internet, principalmente la Guía Técnica para Aborto sin Riesgos, de 2003, y
de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología.
Esta información es pública y está disponible en internet.
En Argentina se practica 1 aborto clandestino por minuto. 500.000 al año. Cada
tres días muere una mujer como consecuencia de aborto inseguro. Otras tantas
sufren daños físicos y emocionales producto de la experiencia de la
clandestinidad y la violencia a la que son sometidas. Según el Ministerio de
Salud de la Nación, el 60% de las embarazadas argentinas no planificó su
embarazo. Hace años, la principal causa de muerte de embarazadas en el país
deriva de las prácticas abortivas inseguras. Estas muertes son evitables
poniendo información sobre aborto seguro en manos de las mujeres.
La información que brindamos no compromete a las mujeres tomar la decisión
de abortar ni la de continuar el embarazo. Brindamos información pública en
forma confiable y comprensible para que cada una decida de manera
informada frente a un aborto según sus valores y creencias. Confiamos en la
capacidad de decisión de cada mujer.
El objetivo es brindar a todas las mujeres información que está disponible y es
conocida por mujeres blancas de clases medias y altas y de zonas urbanas. La
falta de acceso a información afecta siempre a las mismas: las más pobres, las
más jóvenes, las más alejadas de las ciudades, las más excluidas.
Esta línea es un elemento que viene a promover la igualdad porque distribuye
en forma equitativa un conocimiento hoy reducido a un grupo de personas.
Promueve la no discriminación porque esa distribución es en forma horizontal,
gratuita y a todas las mujeres que requieran información sin distinción de raza,
religión, nacionalidad, edad, orientación sexual. Promueve la justicia social
porque favorece a las más perjudicadas, las mujeres que no tienen acceso a un
servicio amigable donde informarse sobre cómo disminuir los riesgos de vida y
salud frente a un aborto, o que esperar.
Las mujeres somos libres de decidir si deseamos reproducirnos y en qué
momento. El aborto es una opción legal para las mujeres cuando está en riesgo
su vida, o su salud, o cuando el embarazo es consecuencia de una violación o
abuso, ya sea por parte de varones de nuestra familia, pareja o extraños. En
estos casos, el estado debe garantizar el acceso al aborto, no puede poner
trabas, ni castigarnos. Ante un embarazo no deseado, el estado debe
brindarnos información completa, veraz y científicamente fundada sobre todas
las opciones y sus consecuencias, para que decidamos con libertad e
información.
El misoprostol es una droga que se utiliza para uso obstétrico desde mediados
de los 80 en buena parte del mundo. Para inducir partos, abortar y completar
abortos. El método para abortar con misoprostol es un avance tecnológico
concreto que debe estar a disposición de tod@s l@s que pueden beneficiarse
de su uso. El estado debe eliminar las barreras para que las mujeres
accedamos a la información, en especial si afectan nuestra salud y la
prevención del embarazo no deseado. La Organización Mundial de la Salud, en
su Guía Técnica y de Políticas para el Aborto sin riesgos cita estudios
científicos e históricos que muestran los efectos positivos del uso de
misoprostol para reducir la mortalidad de mujeres embarazadas.
En algunas regiones de Brasil, por ejemplo, donde se han llevado registros
sobre el uso extendido de misoprostol la tasa de muertes provocadas por
abortos inseguros entre 1987 y 1991 cayó a casi el cero %. En todo el mundo,
de las mujeres que utilizaron el método correcto para abortar con misoprostol
tempranamente, durante las primeras 12 semanas de embarazo, menos del 1%
sufrió infecciones y menos de 1 en mil experimentó una hemorragia grave.
Aún así, las mujeres argentinas a casi 30 años de la divulgación de este
avance científico concreto, seguimos pidiéndole al estado que nos haga el
favor de regularizar su fabricación para uso obstétrico y hace más de 10 años
lo utilizamos para inducir partos, terminar con hemorragias pos parto, para
abortar, para terminar abortos incompletos. Human Raigth Wach relevó que en
argentina las mujeres mueren por abortos clandestinos porque se introducen
agujas, perejil, o pedazos de maderas en la vagina. Toman infusiones de perejil
o papa. Recurren a proveedores que utilizan sondas o instrumental no
desinfectado. Mueren porque se tiran por escaleras o sobre vehículos.
Otras mujeres mueren porque cuando han empezado a tener una hemorragia
no saben cómo determinar si es grave, y tienen terror de ir a un hospital porque
saben que serán maltratadas, y sus derechos serán violados por los y las
propias médicas que las atienden. Y se quedan en sus casas, dejando correr la
sangre, infectándose, muriéndose. Condenadas por el silencio, la desidia, la
misoginia colectiva. Muriéndose o dañándose por una práctica considerada
médicamente de bajo riesgo, que en el 61% de los países del mundo es
ampliamente legal.
no saben cómo determinar si es grave, y tienen terror de ir a un hospital porque
saben que serán maltratadas, y sus derechos serán violados por los y las
propias médicas que las atienden. Y se quedan en sus casas, dejando correr la
sangre, infectándose, muriéndose. Condenadas por el silencio, la desidia, la
misoginia colectiva. Muriéndose o dañándose por una práctica considerada
médicamente de bajo riesgo, que en el 61% de los países del mundo es
ampliamente legal.
En Argentina las mujeres mueren por abortos inseguros porque la misoginia
institucionalizada las condena al silencio, a la invisibilidad, a desparecer
negándoles cualquier derecho no solo a decidir sobre un aborto sino a pensar
en ello. A discutir sobre ello. A informarse sobre ello.
El aborto es un tema de derechos humanos directamente vinculado con lo que
piensa una sociedad de las mujeres. Solo las mujeres se embarazan, solo las
mujeres abortan, solo las mujeres se mueren por abortos inseguros. Esta
discriminación es sostenida desde el estado, que no cumple con sus
obligaciones de derechos humanos: de impedir que las mujeres estén
obligadas a recurrir a abortos peligrosos, de reducir la tasa de mortalidad
materna, de respetar el derecho de las mujeres a controlar su propia salud y
cuerpo, de respetar la libertad de difundir y buscar información, de garantizar
sin discriminación el acceso a la información pública - producida en este caso
por la OMS, la obligación de dar información sobre aborto seguro, de garantizar
sin discriminación el derecho a beneficiarse de los avances de la ciencia.
En este contexto de desigualdad aberrante, e incomprensible en democracias
laicas y modernas, las mujeres nos autoorganizamos para resistir el embate
patriarcal. La violencia masculinista sobre nuestros cuerpos, deseos, y
necesidades. Así el movimiento de mujeres a nivel regional viene articulando
múltiples formas para denunciar y provocar reformas en las legislaciones y en
la conciencias. La Campaña nacional por el derecho al aborto legal seguro y
gratuito en nuestro país es un perfecto ejemplo de ello. Mas de 250
organizaciones de mujeres de todo el país agrupadas en una sola acción
colectiva, con una única consigna y objetivo: educacion sexual para decidir,
anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. Aún así, parece
que no es suficiente. Que el estado no está dispuesto a renunciar su
apropiación ilegitima de los cuerpos de las mujeres. Aún aquellos gobiernos
que dicen ser de izquierda no se animan presionados por los compromisos con
sectores conservadores y reaccionarios.
Todos los sectores de una sociedad, conservadores y progresistas tienen
derecho a sostener sus creencias, valores y a la libertad de expresión, pero no
pueden imponer su moral ni sus creencias al conjunto de la sociedad.
Así el gobierno argentino tiene la obligación de asegurar el acceso a
Información completa y correcta respecto a los problemas de salud existentes,
su control y prevención. Es hora de tener interlocutores serios para debatir las
leyes restrictivas sobre aborto. Pero no podemos hacerlo en medio de la
muerte.
Por eso a nivel regional se ha puesto en marcha esta estrategia de acción
directa en el campo de la información. Una red que brinda a las mujeres
información sobre aborto con medicamentos. En ecuador, en la ciudad de Quito
primero y Guayaquil luego, hace alrededor de un año existe un proyecto de
características similares al que hoy inauguramos aquí y es llevado adelante por
la Coordinadora juvenil por la equidad de género y que ha tenido resultados
óptimos en su funcionamiento, bajando el promedio de la edad gestacional de
las mujeres que consultan de las 11 semanas a las 9. Eso significa que las
mujeres cuando tienen acceso a información segura, confiable y trasmitida sin
prejuicios ni intentando imponer puntos de vista, consultan antes disminuyendo
el riesgo para su vida y salud en caso de decidir abortar.
En Argentina quienes llevamos adelante el proyecto “Aborto. Mas información
menos riesgos” somos un grupo de personas pertenecientes a diferentes
espacios políticos feministas, del movimiento LGTB, de derechos humanos y
de izquierda que nos unimos para este proyecto. Convencidas del poder que
tiene la organización popular, elegimos la acción directa antes que el lobby.
Confiamos en la capacidad de las mujeres para decidir por sí mismas en todos
los asuntos de su vida y en la fuerza de sus organizaciones.