viernes, 6 de agosto de 2010

Tiempo Argentino, 3 de agosto de 2010

Por el misoprostol, que hasta 1998 era de venta libre, se paga en la web hasta un 200% más
Aborto inseguro: el negocio ilegal de fármacos se extiende en Internet

Por Lucia Alvarez

Mientras la interrupción clandestina del embarazo sigue siendo la principal causa de muerte materna en el país, en la Red se multiplican los consejos con información errónea y crece el mercado negro de las drogas de uso abortivo.

Vendo pastillas a 50 pesos, originales con vencimiento 2011. Atención las 24 horas, domingos y feriados. Entrega a domicilio en el día sin cargo en Capital y con un costo mínimo a provincia, mediante Correo Argentino.” Mientras los abortos clandestinos siguen siendo la principal causa de muerte materna del país –con un 29% de incidencia– y en el Ministerio de Salud optan por el silencio para abordar el tema, se multiplican en las redes sociales, foros y sitios webs miles de consejos con información errónea, además de un enorme negocio alrededor de la venta ilegal de las drogas utilizadas para abortos medicamentosos.

La oferta de venta ilegal en Internet hoy se extiende por todo el país con costos que varían entre los 40 pesos y los 50 dólares por pastilla, y con métodos tan desarrollados que hoy es posible hasta el pago con tarjetas de crédito. Según Lesbianas y Feministas por la Legalización del Aborto, una ONG que atiende la línea “Más información, menos riesgos”, donde las mujeres consultan por abortos farmacológicos, el 7% de las mujeres consultadas compra las pastillas por Internet a un sobreprecio que ronda el 200%.

“Si el precio con receta en la farmacia del misoprostol es de 15 pesos, el promedio en Internet es de 44, con el riesgo además de que vengan truchas, vencidas, estén en mal estado o que sean placebos. En los barrios más pobres, las cortan y las mezclan con otras drogas, perdiendo el efecto. Las mujeres suelen hacer depósitos y después les llegan por correo o tienen puntos de encuentro con los dealers”, explicó Luciana Sanchez, de esa organización.

La venta por Internet es sólo una faceta más de un enorme negocio ilegal que lucra con el cuerpo de las mujeres. El misoprostol es una droga considerada esencial por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que tiene, además de un uso obstétrico, un uso abortivo hasta la semana 9 o 12 de gestación. Este método fue remplazando a la opción quirúrgica porque es un método no invasivo que puede aplicarse en la casa, con un control médico posterior y que tiene el 1% de riesgo de infección y menos del 5% de posibilidad de hemorragia. Hasta 1998, el misoprostol fue de venta libre en el país. Pero por presión del Colegio Público de Farmacéuticos de la provincia Buenos Aires, y siguiendo el ejemplo de Brasil, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) resolvió restringir su venta bajo receta archivada. En la Disposición 3646/98, la ANMAT determinó que la droga “necesita un uso y aplicación controlados con exigencia de información clara acerca de los riesgos”.

Las consecuencias quedaron a la vista: seis de cada diez cajas se venden en el mercado ilegal, según informó el mismo Colegio Público de Farmacéuticos bonaerense. También Marcelo Peretta, presidente del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, estimó un crecimiento de la venta ilegal de medicamentos para interrumpir embarazos de un 10% anual. Según la Agencia Federal estadounidense de Control de Alimentos y Medicamentos, en 2009 se vendieron en la Argentina unas 8000 píldoras.

“Riesgos en salud reproductiva. Uso indebido de misoprostol en adolescentes embarazadas” fue uno de los primeros estudios realizados en el país sobre el método farmacológico, a cargo de la socióloga María Alicia Gutierrez y la ginecóloga Sandra Vázquez. Señalaban ya en 2003 que los farmacéuticos aplicaban la venta fraccionada e ilegal y tenían métodos de regulación de oferta que llevaban a las mujeres a invertir entre 15 y 150 pesos por una pastilla.

Según la ONG Lesbianas y Feministas, alrededor del 60% de las mujeres compra hoy en el mercado clandestino. La base del problema es que la clandestinidad se extiende mucho más allá de sus límites. El artículo 86 del Código Penal, que prohibe los abortos, establece que aunque la conducta de la mujer sea ilegal, no son delito las acciones médicas que cumplen las reglas éticas y técnicas, antes, durante o después de un aborto. Es decir, los médicos pueden recetar misoprostol. Pero no lo hacen. Según una encuesta realizada a 291 médicos de Atención Primaria de la Salud de 19 provincias durante marzo y abril de 2010, el 70% recibe entre una y cuatro consultas sobre aborto por mes, y de ellos, el 40% entrega información sobre opciones, pero sólo el 8% receta el medicamento.

Por estas prácticas, la distancia entre las mujeres y el sistema de salud es cada vez mayor. Según el informe que la ONG presentó ante el Comité de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), el 66% de las mujeres que llamaron a la línea entre marzo y abril de 2010 prefiere no consultar a un médico cuando decide abortar, y el 90% de las menores de 20 años no tiene un médico de confianza con quien hablar de la decisión de interrumpir el embarazo. La conclusión del informe es elocuente: “La prohibición no exime al Estado de sus obligaciones de prevenir el aborto inseguro: no morir ni enfermarse por aborto inseguro es un derecho humano básico, universal e inderogable.”
 
Bajo receta archivada


La decisión de la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología (ANMAT) de decretar la venta bajo receta archivada, también afectó la producción del medicamento: el único laboratorio que producía misoprostol puro (comprimidos de 20 mcg) dejó de hacerlo. Por diez años un único laboratorio privado (Beta) produjo misoprostol combinado con diclofenac bajo el nombre comercial de Oxaprost, aunque desde 2007 dos empresas más tienen esa presentación. La producción total de Beta se vende a las droguerías por 4 millones de dólares.

La ventaja del misoprostol puro, que en otros países se conoce como Cytotec, es su precio, casi un tercio más barato que combinado. Por ejemplo, en Ecuador se vende a menos de un dólar la pastilla. Esto es lo que da lugar al mercado clandestino en la Argentina.

Falta de información


Además de las páginas de venta de pastillas, en la Web circulan miles de comentarios con información errónea. “Ola tengo 14 años y stoy super preokupada xq mi papa es receloso demi y si se enteran q puedo star embarazada me puede pegar hasta k se canse tengo muxo miedo ayudenme porfavor” (sic), comenta Liz en un foro de Yahoo. Las respuestas varían entre “puedes tomar la pastilla hasta el día 49”, “va a generarte enormes hemorragias” o “perejil, es tu solución, introducí en tu vagina un cañito y listo suerte ok”.

Las consecuencias por la falta de información son conocidas. Según el Ministerio de Salud, en el país se realizan alrededor de 500 mil abortos al año, 60 mil mujeres terminan internadas por interrupciones mal hechas y 100 mueren al año. Sin embargo, casi no existen políticas en el país que promuevan la información sobre métodos inseguros. Los avances más significativos en este sentido se dieron en el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable que coordina Paula Ferro, actualmente en el centro de la tormenta por la firma de la resolución ministerial a la guía de abortos no punibles.

Una de las iniciativas más importantes de este programa fue la la línea 0800–222–3444 donde además de otorgar información sobre métodos anticonceptivos, salud sexual, violencia y disfuncionalidades, se abordan los temas preaborto y abortos no punibles. A un mes de haber sido lanzada, el 5% de las 936 preguntas remitían a ese último tema.

Opinión



¿Vale la pena la vida de las mujeres?

Por Verónica Marzano De lesbianas y feministas por la descriminalización del aborto

En un hospital argentino, a las mujeres que llegan por abortos las hacen esperar horas sin atención, les hacen legrados sin anestesia y las denuncian con el policía de guardia, que les toma los datos. De la comisaría van casa por casa, mensualmente, a cobrarle a la mujer la coima y, en muchos casos, a violarla. Mientras que en otro hospital de la Argentina se hace una lista de objetores de conciencia, que permite garantizar un servicio de atención con personal y organizaciones que informan sobre aborto seguro y anticoncepción, y se atiende sin retrasos ni torturas, respetando el secreto profesional y la confidencialidad.

El aborto clandestino es, según el Ministerio de Salud de la Nación, una experiencia por la que todas las mujeres pasamos, por lo menos 2 veces en la vida. Pero hay de parte de todas las instituciones una negativa a hablar del aborto; una imposibilidad general para abordarlo que tiene que ver con una violencia estructural hacia las mujeres. Para este tema no hay caminos intermedios. Desde el Estado, o se refuerza la clandestinidad, o se les garantiza a las mujeres sus Derechos Humanos. Lo segundo requiere la voluntad política de decidir que las mujeres, su vida y su salud, valen políticamente la pena.

 

Link: http://tiempo.elargentino.com/notas/aborto-inseguro-negocio-ilegal-de-farmacos-se-extiende-internet